Hollywood siempre fue una sombra ominosa sobre el resto del continente; sombra que fue acentuada aún mas luego de la segunda guerra mundial, cuando sus afanes expansionistas e imperialistas tuvieron en el cine un aliado muy eficaz.
Pero Latinoamérica estaba en convulsión la posibilidad de un mundo mas justo, que erradicara las enormes diferencias sociales, inocultables, reunió a muchos bajo la misma bandera, siguiendo el ejemplo de la Revolución Cubana.
En los años sesenta nace un fenómeno de cine llamado: el nuevo cine latinoamericano. Este fenómeno esta influido principalmente por el neorrealismo italiano y otros movimientos de cine social, de espaldas a los modelos estadounidenses y de cara a la conflictiva realidad, revivía la posibilidad de una cinematografía a nivel continental.
Era un cine consiente de las condiciones tercermundistas del continente, y trataba por eso de integrarse a otras luchas del Tercer Mundo, como la de Vietnam.
Fuente: Carro, , Nelson. Un siglo de cine en América Latina Política y Cultura [en línea] 1997, (primavera) : [fecha de consulta: 5 de junio de 2013] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=26700811> ISSN 0188-7742
El inicio se produjo con el Festival del Cine Latinoamericano de Pesaro en la década del 60, pero el momento clave fue el Encuentro de Cine Latinoamericano de 1967, que tuvo su motor en el chileno Aldo Francia, del Cine Club de Viña del Mar, el cubano Alfredo Guevara, del Instituto Cubano de Arte e lndustria Cinematográfico (ICAIC) y el argentino Edgardo Pallero. Fue la primera vez que se reunieron hombres y mujeres de cine de todos los países latinoamericanos.
Para fines de la década del 60 había aparecido toda una camada de realizadores latinoamericanos de importancia, como los brasileños Glauber Rocha y Nelson Pereira dos Santos, los argentinos Fernando Birri, Fernando Solanas y Leonardo Favio, los cubanos Tomás Gutiérrez Alea y Santiago Álvarez, y los chilenos Raúl Ruiz, Miguel Littín y Lautaro Murúa. Todos agrupados dentro del movimiento del Nuevo Cine.
En lo que podría catalogarse como cine independiente mexicano, intentaron con mayor o menor fortuna ese otro cine, mas acorde con el nuevo mundo al que se aspiraba.
El Nuevo Cine Latinoamericano se diferenció notablemente del cine "nacional" de los años 1930-1960, por orientarse mucho más hacia el "cine de autor" y relativamente alejado de los mecanismos comerciales relacionados con los sistema de "farándula".
ARGENTINA
La Generación del 60
Por David Oubiña.
Revista La Nación - Cien años de Cine - 1995
Con la caída del gobierno de Perón en 1955,
desaparece también una política proteccionista en materia cinematográfica. la
falta de créditos, la decadencia de los estudios, la disminución de la
producción y el aumento de films extranjeros son la marca visible de una
industria en bancarrota. Dentro de este contexto de parálisis y -a la vez- de
supuesta libertad de expresión, se desarrollaron los cineclubes (Gente de
Cine, fundado en 1942, y Núcleo) y las revistas especializadas(Gente
de Cine, Tiempo de Cine y Cinecrítica, entre otras).
Esta posibilidad de acceder a los nuevos films y a las
nuevas teorías que provenían de Europa contribuyeron a la renovación de la
crítica cinematográfica e inspiraron formas nuevas de entender el cine.
Entre fines de la década del cincuenta y medidos de la
del sesenta, surge un gran número de productores independientes y de nuevos
realizadores, guionistas, actores, técnicos y críticos formados en el
cortometraje y los cineclubes.
Bautizados tardíamente con el nombre de la generación
del 60, este fenómeno heterogéneo agrupa diferentes estilos que nunca
enarbolaron un programa conjunto ni pretendió constituirse como movimiento.
A pesar de las diferentes temáticas y estilos entre los
distintos directores, es posible advertir en todos ellos un espíritu común que
frecuentemente se definió como búsqueda de autenticidad o búsqueda
de una fisonomía nacional y que se formulaba como enfrentamiento
entre un cine de expresión y un cine espectáculo.
Cine urbano, cosmopolita, moderno, influido por las nuevas corrientes
europeas-sobre todo, la Nouvelle Vague y el Neorrealismo- ,
la Generación del 60 pretende romper con el cine de estudios (los géneros,
el star sistem, el amusement "entretenimiento") y busca,
para eso, el padrinazgo de directores como Fernando Ayala, Leopoldo Torre
Nilsson y Fernando Birri.
Esta diversidad de intereses, este pluralismo
expresivo ( tal lo caracteriza Simon Feldman en su libro La Generación
del 60) costituyó, durante pocos años, una estimulante renovación dentro del
cine argentino. Sin embargo, la ausencia de un programa conjunto, cierta
resistencia del público a las nuevas propuestas, la incapacidad para organizar
alternativas de distribución exhibición desgastaron el entusiasmo
inicial.
en 1966, el golpe de Estado que derrocó al presidente
Ilia terminó por clausurar las ya debilitadas propuestas del nuevo cine.

Para ampliar la temática:
El cine transformado, interprete de tensiones sociales globales y locales.
El "Boom "
de la novela latinoamericana
Durante la década del sesenta se produjo un crecimiento notable de la
literatura latinoamericana, que decantó en un vasto reconocimiento mundial,
tanto desde la crítica especializada como desde el público. La aparición de por
lo menos una docena de excelentes novelas que poblaron un espacio antes
desierto, dio pie a una renovación de nuestras letras y logró llevar nuestra
literatura alrededor del mundo.
El escritor chileno José Donoso, en su Historia personal del boom,
señala sobre el surgimiento de este fenómeno que "... quizás valga
la pena comenzar señalando que al nivel más simple existe la circunstancia
fortuita, previa a posibles y quizás certeras explicaciones
histórico-culturales, que en veintiuna repúblicas del mismo continente, donde
se escriben variedades más o menos reconocibles del castellano, durante un
período de muy pocos años aparecieron tanto las brillantes primeras novelas de
autores que maduraron muy o relativamente temprano - Vargas Llosa, Carlos
Fuentes, por ejemplo - y casi al mismo tiempo las novelas cenitales de
prestigiosos autores de más edad - Ernesto Sábato, Onetti, Cortázar -,
produciendo así una conjunción espectacular".
En un corto período de apenas seis años surgieron, entre otras, novelas como La
muerte de Artemio Cruz, La ciudad y los perros, La Casa Verde, El astillero,
Paradiso, Rayuela, Sobre héroes y tumbas, y Cien
años de soledad.
Lo que caracteriza a la mayoría de los escritores que se ubican dentro del
'boom', es que se trata de intelectuales exiliados de sus países, que desde
Europa tomaron parte de la causa latinoamericana (lo cual les valió sus
críticas), y se hicieron eco de ella. Vargas Llosa diría años más tarde que
"había llegado a Europa siendo peruano, y allí me descubrí
latinoamericano". Esta necesidad de comulgar con el sentimiento de
pertenencia a una cultura que les era común, aún con sus diferencias
regionales, terminó por conformar un grupo de lucha que tomó parte activa en
los reclamos por las libertades, los derechos humanos, y la Revolución Cubana y
Nicaragüense.
Aún cuando no es claro cuándo comienza y termina exactamente el fenómeno, se
ubica dentro de él a un grupo selecto de escritores, quienes en algún momento
fueron acusados de ser parte de una mafia con contactos secretos con las
editoriales, de forma tal que tuvieran el éxito asegurado. El tiempo demostró
que las acusaciones eran injustas y que la calidad narrativa y estética de
Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y
compañía, no obedecía a ninguna estrategia publicitaria, sino que se trataba de
un redescubrimiento de las páginas más notables de la historia del arte.
De: Donoso, José Historia personal del 'Boom' 1984, Ed. Sudamericana-Planeta
“Nuevo cine” y desarrollismo (1955-1966)
El golpe militar que en 1955 derribó al gobierno de
Perón, lo hizo enarbolando las banderas de la “libertad” y la “democracia,
influenciado por la ideología liberal festejando la derrota del
“totalitarismo”. Muchos hombres de cine, acompañaron el proceso. En la
Argentina, el proyecto de desarrollo capitalista dependiente tuvo a Frondizi
como el máximo exponente, entre 1958 y 1962.
En 1962, Frondizi intentó convertir a su partido en una fuerza antiperonista
para alcanzar la victoria en las elecciones para gobernador del 18 de marzo,
pero el peronismo ganó en Buenos Aires y varias provincias clave. Presionado
por el Ejército, decretó la intervención de la provincia, pero el gesto no
alcanzó. El 29 de marzo de 1962 estalló un nuevo golpe militar y Frondizi fue
derrocado. El presidente del Senado, José María Guido, asumió el gobierno,
quien anuló las elecciones, volvió a proscribir al peronismo, disolvió el
Congreso y convocó a nuevas elecciones limitadas y controladas por los
militares. En esas condiciones se convocaron las elecciones del 7 de julio de
1963 en las que resultó electo Arturo Umberto Illía, asumiendo en
condiciones de gran debilidad. Para conjurar un nuevo avance peronista, las
fuerzas armadas recurrieron otra vez al golpe en 1966.
CINE Y MEDIOS
Al
menos parcialmente, se comienzan a dar ciertos hechos positivos como la ley
de fomento a la industria cinematográfica –1959– y la consecuente
creación del Instituto Nacional de Cinematografía, dirigido por Narciso
Machinandiarena, ex dueño de los Estudios San Miguel, que estimuló el
cortometraje , pero con una indecisa política de exhibición pública que impidió
su exhibición en las salas.
Los
capitales extranjeros invirtieron en grandes cadenas de televisión
privadas y en la industria automotriz. A esas nuevas
actividades se incorporó la floreciente industria publicitaria, que
afectaría a la producción cinematográfica.
Hacia
los años 60 comienza a vislumbrarse en América Latina cierta tendencia en el
que el cine ensayó una mirada renovadora que se desarrollará en tres vías:
- Cine
Comercial:(estético-burguesas de Hollywood,
por decirlo de alguna manera) o “de la seguridad comercial” es el que
ofrece Daniel Tinayre en aquellos filmes protagonizados
por su mujer, Mirtha Legrand: En la ardiente oscuridad (1959), La
patota (1960), La cigarra no es un bicho (1963).
Las películas de Sonofilm que trabaja sobre éxitos
discográficos y televisivos con Palito Ortega – y sus películas del Club
del Clan como Fiebre de primavera (1965)–,
Sandro, Libertad Lamarque, y programas de televisión que se
trasladan a la pantalla grande como Dr. Cándido Pérez,
señoras (1962. Dirección de Emilio Vieyra) o La
familia Falcón (1963. Dirección de Román Viñoly Barreto),
entre varios.
- Cine
Comercial:(estético-burguesas de Hollywood,
por decirlo de alguna manera) o “de la seguridad comercial” es el que
ofrece Daniel Tinayre en aquellos filmes protagonizados
por su mujer, Mirtha Legrand: En la ardiente oscuridad (1959), La
patota (1960), La cigarra no es un bicho (1963).
Las películas de Sonofilm que trabaja sobre éxitos
discográficos y televisivos con Palito Ortega – y sus películas del Club
del Clan como Fiebre de primavera (1965)–,
Sandro, Libertad Lamarque, y programas de televisión que se
trasladan a la pantalla grande como Dr. Cándido Pérez,
señoras (1962. Dirección de Emilio Vieyra) o La
familia Falcón (1963. Dirección de Román Viñoly Barreto),
entre varios.
Cine de Autor: que va a ser las características de la conocida como “Generación del ‘60”: los vínculos entre el cine y la literatura Argentina. De formación cineclubista e intelectual, y representan desde una visión personal las concepciones sociales, culturales y artísticas, en general, y cinematográficas en particular. Los jóvenes realizadores coincidían en un mismo y limitado esquema: trasladar a la pantalla, mediante los recursos aprendidos particularmente del cine europeo, el mundo o las ideas nacidas de la experiencia individual, de la clase media porteña, recortada habitualmente del país real por influencia ideológica oligárquica.
- Entre
ellos figuran: José Antonio Martínez Suárez: El
crack (1959), Dar la cara (1961). Simón
Feldman: El negoción(1959), Los de la mesa
diez (1960), René Mugica: El centroforward
murió al amanecer (1960), Hombre de la esquina rosada(1961), El
reñidero (1965), La buena vida (1965), David
José Kohn: Prisioneros de una noche (1960), Tres
veces Ana(1961), Así o de otra manera (1964), Breve
cielo (1968), ¿Qué es el otoño? (1976), Lautaro
Murúa: Shunko (1960), Alias Gardelito (1961). Fernando
Birri: Los inundados (1961). Ricardo
Alventosa: La herencia (1964). Rodolfo Kuhn: Los
jóvenes viejos (1961), Los inconstantes (1962), Pajarito
Gómez, una vida feliz (1964). Nicolás Sarquis: Palo
y hueso (1967). Néstor Paternostro: Mosaico, la vida de
una modelo (1968).
- Dentro
de esta vía podemos ubicar a un grupo realizadores, la mayoría
provenientes de productoras publicitarias que realizaban un cine Experimental
de Vanguardia, que se filiaban con la revolución godardiana
o con otras líneas del nuevo cine francés, películas como The
players vs. Ángeles caídos de Fischerman, Puntos
suspensivos de Cozarinsky o Invasión de Hugo
Santiago. Es decir que estos cineastas, no desconocían las experiencias
que se estaban haciendo en el mundo: Bertolucci, La estrategia de
la araña, El conformista , Jean Marie Straub que había
filmado El diario de Ana Magdalena Bach. Ya habían visto
algunas experiencias a través del Instituto Di Tella, del cine underground
americano: “Shadows” de John Cassavettes (1961); “ Made
in USA ” de Jean Godard (1967) y gran parte de la obra de Jonas
Meckas.
Cine Militante: como en el compromiso político con los cambios que se iban gestando en el país y que, pretendía mostrar una lectura histórica de la sociedad que se enmarcara en un acto de denuncia, para instruir, sensibilizar y sublevar al espectador. Con compromiso político con los cambios que se iban gestando en el país. Grupo Cine de Liberación, Cine de la Base y el Grupo Nuevo Cine.
EL TERCER CINE
Por Clara Kriger
Revista La Nación – Cien
Años de Cine – 1995
El Grupo Cine Liberación produce la
primera manifestación de cine político argentino, La Hora de los Hornos (1968),
de Fernando Solanas y Octavio Getino, junto con el manifiesto Hacia un Tercer Cine, en el que
proponen un cine latinoamericano que deje de ser espectáculo para transformarse
en instrumento político que opere sobre la realidad. Los jóvenes cineastas
advierten que el primer cine se produce en Hollywood, y que el segundo
cine responde a la política de autor, por lo tanto, el tercer
cine es propio de los países
independientes y debe contribuir al
proceso global de la liberación.
La ruptura del concepto de objetividad en el género
documental, a partir de una propuesta política del enunciador, y la importancia
del montaje como principio constructivo de la narración fue lo que motivó la
calurosa acogida de La hora de los hornos en el Festival de Pesaro, en 1968.
Censurado por las autoridades, el grupo exhibe
clandestinamente sus realizaciones en locales sindicales, universidades o casas
particulares, práctica que exige la presencia de un público comprometido o
curioso y refirma la máxima del tan citado Franz Fanon:
“Todo espectador es un cobarde o un traidor”.
Entre otras realizaciones del grupo se encuentran El camino hacia la muerte del viejo Reales
(1968-1971, Gerardo Vallejo), sobre una familia tucumana de campesinos, dos
films estructurados a partir de entrevistas con Perón, Actualización política y doctrinaria para la toma del poder y Perón: La revolución justicialista, ambas
rodados en Madrid, en 1971, por el tándem Solanas-Getino, y Los hijos de Fierro (1972-1978), que
marca un momento de inflexión en el trabajo.
Otros grupos, con diversas orientaciones políticas, se
sumaron a la ilusión de un cine con propuesta de cambio.
El Grupo Cine de la Base tuvo en el
desaparecido Raymundo Gleyzer su expresión mas radical con: México, la revolución congelada (1970),
que, aunque prohibida en Argentina, ganó el premio en el Festival de Locarno
(Suiza), y Los traidores (1974) que
trata sobre el sindicalismo corrupto.
Paralelamente,
el Grupo
Nuevo Cine confía a Lucio Donnantuoni Historia de un hombre de 561 años (1971); Jorge Cedrón filma Operación Masacre (1973), basada en el
libro de Rodolfo Walsh, y los realizadores Alberto Cabado y Naum Spoliansky
obtienen la Medalla de Oro del festival de Bilbao por ¿Ni vencedores ni vencidos? (1968-1970), inicialmente vedada para
el público argentino.
Otras fuentes:
- Octavio Getino – “Cine Argentino – entre lo posible y lo deseable”
ediciones CICCUC – Buenos Aires 1998.
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