Cine de Animación en el Período Mudo
Definición de animación
La definición correcta de la palabra animación proviene del
latín, lexema «anima» que significa «alma». Por tanto, la acción de
animar se debería traducir como «dotar de alma», refiriéndose a todo aquello
que no la tuviera.
Según el animador norteamericano Gene Deitch,
«“animación cinemática” es el registro de fases de una acción imaginaria
creadas individualmente, de tal forma que se produzca ilusión de movimiento
cuando son proyectadas a una tasa constante y predeterminada, superior a la de
la persistencia de la visión en la persona.»
El primer intento que se conoce de una animación mediante la
proyección de imágenes data de 1640, cuando el alemán Athanasius Kircher inventó el primer
proyector de imágenes, la «linterna mágica», en la que, mediante grabados en
cristales, era capaz de proyectar diferentes fases consecutivas del movimiento,
cambiando los cristales de forma mecánica. En una de sus proyecciones
representaba a un hombre mientras dormía, abriendo y cerrando la boca.
Dato Curioso:
En México, no se conoció
la “linterna Mágica” hasta 1805 y coincide con la llegada del alemán Andrew Oehler, quien muestra en la
ciudad de México unas proyecciones similares a las que se estaban haciendo en
París. Pero Oehler no contó por esa época todavía quedaban residuos de la
mentalidad de la Santa Inquisición. Después de la segunda exhibición, se
empieza a correr la voz de que están exhibiendo imágenes espantosas en un lugar
público en la ciudad de México y el gobierno lo apresa, lo manda a la cárcel y
después de muchas peripecias es liberado al aclarar que simplemente era una
ilusión óptica y mecánica de proyección de imágenes.
Surgimiento en Francia
La animación apareció antes que el propio cinematógrafo.
En 1888 el francés Émile
Reynaud, padre del cine de animación, inventó el praxinoscopio,
uno de los muchos juguetes ópticos de la época, en el cual se utilizaba una
técnica pre-cinematográfica de animación.
Posteriormente lo perfeccionó con su teatro
óptico, que permitía proyectar películas animadas dotadas de argumento en
una pantalla para un público y, acompañadas de música y efectos sonoros,
mantuvo un espectáculo de dibujos animados desde 1892 hasta finales
del siglo
XIX. De su producción, en la actualidad se conserva ¡Pobre
Pierrot!, de 12 minutos de duración.
El siguiente pionero del cine de animación fue el francés Émile
Cohl, que desde 1908 realizó los primeros cortometrajes de dibujos
animados, entre los que se destaca Fantasmagorie, de un minuto y
veinte segundos de duración.
Otro pionero fue George Méliès, el cual utilizó en sus filmes
abundantes efectos realizados con técnicas de animación.
Durante el cine mudo
Durante la época del cine mudo y los primeros años
del cine sonoro aparecieron las principales formas del cine de
animación.
Entre medias, infinitas modalidades, desde los cuentos
tradicionales en siniestros muñecos animados por Ladislaw Starewicz hasta
el "reportaje animado" sobre el hundimiento del Lusitania deWinsor
McCay.
Por un lado, las películas más comerciales, destinadas al
público masivo, como las producidas por Walt Disney o
las que incluían personajes como Popeye o Betty Boop,
y por otro lado artistas de vanguardia que
contemplaron la animación como una extensión de las artes plásticas y
realizaron obras experimentales (Oskar Fischinger, Len Lye, etc.).
Largometrajes de
animación
El primer largometraje de animación fue mudo y argentino El
apóstol (1917)
de Quirino Cristiani, película que se ha perdido
porque el celuloide en el que había sido revelado fue utilizado
posteriormente, siguiendo la costumbre de la época, en la fabricación de peines.
El apóstol fue una película de
animación muda y en blanco y negro escrita, producida y dirigida en Argentina por
el realizador Quirino Cristiani estrenado el 9 de noviembre de 1917.
Es una sátira política dirigida al entonces presidente de
Argentina, Hipólito Yrigoyen y tiene la particularidad de ser la
primera película de animación de la historia del cine.
Es un film del cual no quedan copias en la actualidad —aunque
sí se conservan algunas pocas imágenes— ya que algunas se perdieron en un incendio en 1926,
y otras al ser reciclado, como era habitual en la época, el celuloide para
la fabricación de peines.
Para el film se utilizaron 58 mil dibujos en 35
mm (a razón de 14 cuadros por segundo ), además de varias maquetas que
representaban edificios públicos como el Congreso de la Nación Argentina,
la Aduana de Buenos Aires y el edificio de Obras
Sanitarias de la Nación, además de anegar las calles de la ciudad.
Los antecedentes a este film están en los cortos políticos
de animación cuadro a cuadro que el autor realizaba para Actualidades
Valle(producidos en los laboratorios. En estos cortos, Cristiani utilizaba
una serie de figuras de cartón que fotografiaba en la azotea de su domicilio,
para aprovechar la luz natural, como se hacía en la época. Intervinieron en la
confección del filme Quirino Cristiani como dibujante, Andrés Ducaub como
modelador y Diógenes Taborda como bocetista.
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