El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales lanza una nueva convocatoria para los concursos “Ópera prima” (para largometrajes), “Historias Breves” y “Animate” (para cortometrajes), que se llevan a cabo desde la Gerencia de Fomento.
En todos los concursos se modificó el criterio de otorgar una suma fija por una variable correspondiente a un porcentaje del costo medio vigente. El ganador, en caso de que corresponda, queda facultado a actualizar su presupuesto y solicitar la readecuación de su premio, de acuerdo al costo medio vigente a la fecha de inicio de rodaje de los cortometrajes.
Las tres convocatorias están orientadas a nuevos directores, productores, guionistas y animadores con el objetivo de fortalecer la industria audiovisual.
Ópera Prima. Dirigido a directores que aspiren a dirigir su primer largometraje de ficción.
Historias Breves. Para ficción sobre ideas originales y de temática libre. Orientado a ser el primer contacto de jóvenes realizadores con la industria y el INCAA. Es una nueva edición del programa iniciado en 1995, que se ha constituido como primera aproximación a la cinematografía de importantes cineastas como Lucrecia Martel o Daniel Burman.
Animate. Para cortos animados de animación, sobre ideas originales y de temática libre con técnicas 2D, CGI (3D), stop motion o técnicas mixtas.
Las inscripciones de los mismos se podrán realizar online mediante la página web del organismo (www.incaa.gob.ar).
Omar Rincón nació en Maripí
(Colombia), es Periodista, ensayista, investigador, profesor, Magíster en
Educación (CINDE, Bogotá), Master of arts (SUNY, Albany, NY) y estudió Dirección
de cine en la Universidad de Nueva York.
Es analista del diario “El
Tiempo” y Director del Centro de Competencia en Comunicación para América
latina de la Fundación Ebert.
Rincón es conocido por sus críticas hacia los
medios televisivos nacionales, como por ejemplo CARACOL y RCN. Algunos de sus
libros más populares son: “Los Telepresidentes: cerca del pueblo y lejos de lademocracia” (2008) y “Relatos y memorias leves de la Nación” (2001). Actualmente
es Director del Centro de Estudios en Periodismo y del Posgrado en Periodismo
de la Universidad de los Andes (Colombia).
C - Entrevistas | Omar Rincón y Clemencia Rodriguez
Este año desde la cátedra de Historia de los Medios Audiovisuales 2 de la Universidad Nacional de Avellaneda, turno Noche, se
propuso un trabajo final, cuya temática fue:
"La construcción del
relato histórico en el cine". Se trabajó como hipótesis que: “las películas históricas, hablan más del
momento en que fueron filmadas que como hecho histórico”.
Stanley Kubrick durante el rodaje de “Barry Lindon” comentó: “Una película histórica es comparable a una
de ciencia ficción”.
Nueva plataforma para cortometrajes latinoamericanos. Se presenta hoy a las 19hs en la Casa Nacional del Bicentenario. Enlace: cinecorto.org
CineCorto.org es una plataforma de cortometrajes latinoamericanos con acceso libre y gratuito para todo el mundo. Desde estrenos hasta cortos vintage, CineCorto reúne los mejores cortos ordenados por tema, país y año en el que fueron realizados, los festivales en los que participaron y los premios que recibieron. Además, ofrece información sobre cómo, dónde y quiénes los realizaron, incluyendo reflexiones y biografías de sus directores.
Porque quiere unir los lazos entre realizadores, periodistas especializados, escuelas de cine, programadores y espectadores que viven en distintas ciudades de Latinoamérica, CineCorto también proporciona información sobre Festivales, Recursos, opciones de Formación y Noticias. Para que las posibilidades se multipliquen y las distancias se resten.
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Además, para disfrutar de los contenidos de CineCorto sólo es necesario contar con conexión a internet. El acceso y la visualización son libres y gratuitos, y se puede hacer desde computadoras, tablets, smartphones o SmartTVs en cualquier lugar del mundo.
CineCorto es un proyecto de la Asociación Civil Rumbo Sur (rumbosur.org) abocada desde 2001 a investigar, registrar y difundir esa estrecha relación del hombre y su ambiente a lo largo de la historia, las geografías y las culturas como forma de comprender el presente y ayudar a proyectar el futuro.
El director
argentino-brasileño Héctor Babenco, de 70 años, ternado al Oscar en 1985
por "El beso de la Mujer Araña", falleció anoche víctima de un paro
cardíaco. Babenco murió en su casa, informó hoy su exesposa Raquel
Arnaud.
Considerado uno de los directores más prestigiosos de
Brasil, Babenco fue ternado al Oscar de mejor director en 1985 por el
film "El beso de la Mujer Araña", protagonizado por el estadounidense
William Hurt con la participación de la actriz brasileña Sonia Braga.
También dirigió "Pixote" (1981), "Carandirú" (2003) y la más reciente "Mi amigo hindú", lanzada en marzo de este año.
Kiss of the spider woman (1985)
Héctor Babenco: el argentino renegado
Reportaje del diario La Nación del domingo 04 de abril de 2004
Está
radicado en Brasil desde 1969. A los 56 años, afirma que es el director
de cine "más brasileño de todos", que a la Argentina no quiere volver y
que tiene contacto directo con Francis Ford Coppola, Jack Nicholson y
Meryl Streep. Habitualmente reacio a dar entrevistas, aquí habla, sin
embargo, de su contradictoria argentinidad, de cómo logró recuperarse de
un cáncer linfático y de Carandirú, su último film, que en el país
vecino fue el estreno más visto de todos los tiempos.
San Pablo.- "Soy el director de cine más brasileño de todos", le dice a
quien quiera escucharlo. Héctor Babenco nació hace 56 años en la
Argentina y vivió más tiempo en Brasil que en nuestro país. Y no es
necesario un psicoanalista para descubrir la simbología de lo siguiente:
cuando descubrió que tenía cáncer linfático y que se iba a morir,
decidió hacer el último film en su país de origen. Corazón iluminado
(1998), sin embargo, no fue el último. Babenco se salvó. "Un día,
después de hacer Corazón iluminado, me di cuenta de que no me había
muerto." Al percibirse vivo decidió volver a dirigir en Brasil.
Carandirú, su octava y última película, estrenada recientemente en
Buenos Aires, se convirtió en un éxito impresionante. Desde el día del
debut resultó todo un acontecimiento de público. Fue la película
brasileña más vista de todos los tiempos en un estreno: 468.000 pagaron
entrada en apenas un fin de semana, y ya la vieron más de cinco millones
de personas. Carandirú costó 4 millones de dólares, lo que es también
un récord para la industria brasileña.
Babenco es conocido como un personaje difícil. Contradictorio, ególatra e
imprevisible en sus reacciones. Detesta a los periodistas y dice que no
entiende por qué quieren entrevistarlo si todo está en sus films. Pero,
al minuto siguiente, admite que su productora llama a los medios para ?
agendar entrevistas porque necesita "que hablen de la película". Dice
que el arte no necesita ser explicado y que no le interesa si la gente
va a ver sus films, pero frente a este periodista atiende una llamada
desde Nueva York y grita, eufórico: "¡Estamos vendiendo más entradas que
James Bond!"
Durante esta entrevista, un Babenco en ropa de gimnasia y zapatillas
recibe a la Revista en su productora en San Pablo. Allí, a pesar de
molestarse con cualquier pregunta que se alejara de la difusión de su
film, acepta hablar sobre su argentinidad.
-Yo comencé a ejercer mi profesión de director en Brasil. Fue Brasil el
país que me dio la oportunidad de trabajar y aquí he crecido. Aquí
desarrollé mi trabajo y, con excepción de Corazón iluminado (una
película que filmé en la Argentina), todo mi cine está muy vinculado con
quien yo soy y donde estoy. Hoy me siento un brazilian player.
-Para vivir en Brasil no es necesario naturalizarse. Usted lo
hizo, y eso da la impresión de que quería cortar vínculos con su pasado
argentino.
-No, es un equívoco. Yo me naturalicé porque me parecía que, para poder
abordar determinados temas en mis películas, iba a estar más integrado
si era un ciudadano brasileño que si era un argentino con permiso de
trabajo. Pero no renuncié a mi ciudadanía argentina. En ningún momento
pensé cerrar mi etapa argentina. La mantengo abierta porque es un poco
la que me mantiene vivo.
-¿Y qué quedó de su argentinidad después de 30 años en Brasil?
-Conseguí extirpar todo lo que había de horroroso en el argentino y
quedarme con lo mejor. Lo mismo que trato de hacer con lo brasileño. -¿Y qué es lo bueno de cada lado?
-Está en mis películas (se irrita). Si las películas no lo dicen, no
puedo hablar de quién soy yo. Lo que sale en los diarios hoy, mañana va a
envolver pescado en la feria. Soy muy radical, muy severo con la
prensa. La prensa nunca me dio tregua. Siempre me pegan en los tobillos,
nadie viene a la pelota. Cuando hacés algo que funciona, te
reverencian. Cuando hacés algo que no corresponde a lo que ellos (los
periodistas) quieren ver, no te reverencian. ¡Déjennos trabajar
tranquilos! Soy modestamente un director de cine, que de vez en cuando
junta cuatro palitos, un poco de luces, tres o cuatro locos, un crédito y
hace una película.
-¿Le molesta que Corazón iluminado, su único film argentino, no haya sido un éxito de público?
-Yo hice Corazón iluminado después de un proceso de ocho años de
convalecencia de una enfermedad muy seria, y me pareció que no habría
más espacio en esta encarnación para hacer otra película. Y obviamente
no quería olvidarme de algunas personas y situaciones que fueron muy
importantes para mi formación como persona. Las dramaticé con la ayuda
del escritor Ricardo Piglia, con quien trabajé durante un año y medio.
Cuando salí de esa película, que estuvo en competición en Cannes, con
una sensación de estar empatado con la vida, me llevé una gran sorpresa:
vi que todavía estaba vivo, que no me había muerto, y que había
posibilidad de continuar. Tenía energía para levantarme a la mañana y
soñar, mi libido estaba despierta y quería ser un hombre activo de
nuevo. Decidí entonces hacer este trabajo (Carandirú), que había sido
escrito por mi médico, Drauzio Varella.
-¿Por qué eligió el género presidio para filmar?
-Porque quería romper con el género presidio. En ese género tenés
siempre al preso como alguien que ansía la libertad. Y en Carandirú el
personaje presidiario no quiere la libertad, sino permanecer vivo. La
libertad será una consecuencia que vendrá en algún momento. Me interesó
ver esa idea de que dentro de un presidio, donde hay leyes organizadas
por los propios presos, el respeto personal es mucho mayor que afuera,
en la sociedad. Que a pesar de ser un ambiente de gente violenta, la
violencia no ocurre dentro del presidio. Sólo ocurre cuando el presidio
es invadido.
-En la cárcel también se mata y se muere, y el libro y su propia película muestran eso.
-Bueno, yo no defiendo a los presos. Estoy simplemente retratando ese universo.
-¿Hay algún discurso político en sus películas?
-Ninguno. ¿Hace falta? No le debo nada a nadie. Cuando Marcel Duchamp
expone un inodoro en 1920 y cuando Picasso rompe una imagen realista y
la despedaza, ¿es poco ese gesto? Más político que eso, imposible. Lo
político está en el gesto del artista. La política hay que dejársela a
los políticos. Yo no estoy a favor ni de la izquierda ni de la derecha.
Estoy a favor de que todos tengamos los mismos derechos y podamos vivir
en un mundo que incluya la tolerancia y el respeto.
-¿Cuál es el eje común en todas sus películas?
-Yo soy un fascinado por contar historias. Es una cosa old fashion
(anticuada) hoy en día. Soy una persona que cree profundamente en el
contenido y no en el formato. Y creo que el contenido está perdiendo la
batalla frente a las tecnologías, la rapidez de la imagen y la
banalización. Las cosas están tan disecadas que se perdió el poder de
reflexión y de sorpresa. Me interesan las personas que están al límite.
-No es muy común que un director de cine latinoamericano
tenga acceso directo a actores como Jack Nicholson o Meryl Streep
(actuaron en Ironweed), directores como Coppola, escritores como Paul
Auster. Y usted tiene relación con ellos. ¿Cómo es esa relación?
-¿Por qué no es común? ¿Lo intentaste? Si no lo intentaste no podés
saber si es difícil. Cuando lo llamé a Jack Nicholson, por ejemplo, él
había visto mi película, El beso de la mujer araña. Es el respeto por mi
trabajo. Jack Nicholson es un actor como cualquier otro. -¿Qué películas argentinas recientes vio? ¿El hijo de la novia?
-Sí, la detesto. No tengo ningún tipo de interés por ese cine, que
utiliza modelos narrativos extranjeros, importados, utilizando
situaciones locales. Es un cine eficiente, muy bien hecho, muy bien
actuado, muy bien confeccionado, pero no me interesa. Para el mercado es
importante, porque genera empleo, vende ingresos, es una demostración
cabal de la competencia técnica del director, pero es un cine
previsible.
-¿Modelo extranjero por qué?
-¡El modelo es de comedia italiana! Y de la década del 60, encima.
-Pero la Argentina es un país de idiosincrasia bastante italiana, ¿no?
-Tengo el derecho de decir que ese cine no me interesa. Prefiero ver una
película hecha por un chico que tiene dos centavos y encontrarla más
interesante.
-¿Algo de la Argentina o de América latina que le haya gustado?
-Mundo grúa, El Bonaerense. En Brasil me gustó El invasor. Amores perros
e Y tu mamá también, de México, me parecen muy interesantes. Hay una
gran diferencia entre Amores perros y El hijo de la novia. Hay un cine
que me interesa y otro que para mí es viejo. Es un cine hecho con una
mentalidad vieja, utilizando recursos narrativos viejos, chistes viejos.
Me interesa muchísimo más, por ejemplo por su capacidad de subversión,
Nueve reinas. Es mucho más interesante Nueve reinas.
Una cosa seria
Babenco realizó toda su carrera como director en Brasil. Llegó en 1969, a
los 21 años, sin haber terminado el secundario. Fue fotógrafo hasta
que, después de juntar aportes económicos de amigos y de su esposa de
aquel momento, filmó su primera película, O rei da noite. Con la
segunda, Lucio Flavio, o passageiro da agonia, su nombre quedó grabado
para siempre en la lista de los directores de cine más importantes de la
segunda mitad del siglo en Brasil .
-¿Cómo fue su infancia?
-Viví en Quilmes hasta los 6. Nos exiliamos por dos años con mi padre
en Brasil, porque él tenía problemas sindicales por no ser peronista.
Volví a los 9, después de la caída de Perón. Por ser judíos viviendo en
Quilmes recibíamos muchas amenazas. Yo provengo de familia judía, pero
no sigo los preceptos judíos. Estoy totalmente contra el Estado de
Israel. No soy sionista.
-En una entrevista dijo que la Argentina es un país xenófobo y racista.
-Esas son palabras elegantes. La Argentina es un país histéricamente
antisemita. Tenés manifestaciones a lo largo de la historia,
diariamente. No necesito decir cuáles son.
-¿Y Brasil? ¿Cómo lo ve hoy, con Lula?
-Brasil es un país privilegiado, que tuvo durante ocho años un
presidente de la calidad de Fernando Henrique Cardoso, profesor
universitario, y que ahora elige a un metalúrgico; es un país que tiene
futuro.
-¿Volvería a vivir en la Argentina?
-No. No vivo más en la Argentina. No tengo amigos en la Argentina. No conozco a nadie.
-¿Su enfermedad y su recuperación cambiaron su visión de la vida?
-Confirmé que vivir es una cosa seria, y que el arte es la manifestación más depurada que el ser humano puede generar.
Invitamos a participar a los alumnos de un proyecto audiovisual que
convoca a jóvenes cineastas de todo el país a formar parte de un Reality
Show junto a Charles McDougall -director de House of Cards, Sex and the
City y The Office, entre otros éxitos-, quien les dará clases
magistrales en el séptimo arte. Quien salga ganador del programa, además
tendrá acceso a la financiación de su mediometraje.
“El mentor”
agrupa a diferentes áreas del Sistema Federal de Sistemas y Medios
Públicos y nace con el doble objetivo de darle visibilidad a la
Televisión Pública Argentina en el mundo y de impulsar la producción
cinematográfica en todo el país.
El formato de “El mentor”
pretende ser un facilitador del acceso a los grandes maestros del mundo
en diferentes artes, tales como la música, la actuación y/o las artes
plásticas.