sábado, 12 de abril de 2014

CLASE 5

LOS AÑOS ´40: LA DÉCADA SINIESTRA



Desde que el 1 de septiembre de 1939 estallara la Segunda Guerra Mundial, en lo que a industria cinematográfica se refiere, la realidad se convierte en la principal inspiración de la ciencia ficción.


Por esas curiosidades históricas, también, el 1 de septiembre de 1939 se inauguraba el Festival Internacional du Film (Cannes), poniendo fin al festival que tan solo duró un día y que no se retomó hasta el fin de la contienda.

Ya desde los primeros combates, y el efecto de sus atrocidades, no lograron que ni las películas más evasivas pudieran conseguir que los espectadores pudieran olvidarlo.

Hollywood hizo la mayor apología de la conflagración: protagonizaron anuncios para la compra de bonos de guerra, realizaron documentales sobre el conflicto y 23.000 profesionales de la industria cinematográfica estadounidense se alistaron en las fuerzas armadas. Fue entonces cuando el cine bélico y “didáctico” (enseñando quienes son los buenos y quienes los malos) comenzó su edad dorada, que tuvo en la Segunda Guerra Mundial su principal escenario, llegando hasta los años ´60.

La producción cinematográfica Alemana, fue mucho menos alusiva a la barbarie del conflicto que la industria estadounidense. La pantalla alemana osciló entre  la propaganda antibritánica y antisemita de los noticieros y las películas de ficción.


Con la cinematografía alemana en crisis, el cine francés se convierte en el más importante en Europa. Aunque había perdido su inicial posición a la cabeza del cine universal tras la desaparición de Pathé-Gaumont, Francia seguía teniendo la industria cinematográfica más sobresaliente del Viejo Continente. Allí encontramos a directores vanguardistas y a otros que cultivan un cine más convencional; perviven y se consolidad clásicos procedentes del período mudo (Jean Renoir, René Clair, Jean Vigo…) y surgen nuevos nombres. Al público francés le gustaba mucho su propio cine, lo cual ayudó bastante al desarrollo y a la consolidación de la industria cinematográfica francesa como la única en Europa capaz de oponerse un poco al predominio norteamericano.

  La cinematografía británica siempre ha sido mantenido estrechas colaboraciones con Hollywood, con un intercambio constante de técnicos, directores, guionistas y actores. En los años treinta, las figuras más importantes son Alfred Hitchcock y Alexander Korda. No obstante, la poderosa llamada de la industria Hollywoodiense acabaría por atraer a Hitchcock, quien previamente realizó películas en su etapa británica como Treinta y nueve escalones (1935). A demás, los treinta confirmaron que los británicos eran ya entonces unos maestros del documental y del cine informativo, con el saber hacer de directores como Robert Flaherty.

En cuanto a Italia, en un contexto político marcado por el régimen fascista de Mussolini, su cinematografía se ve marcada con un cariz propagandístico, lo que impide que florezca como en países vecinos. No ocurre lo mismo en la Unión Soviética que, a pesar de las imposiciones ideológicas del régimen, los cineastas logran desarrollar su trabajo con mejores frutos. No obstante, la presión política ejercida sobre los creadores obliga en ocasiones, por ejemplo a ensalzar la figura de Stalin.


En otros rincones del mundo la historia del cine también sigue su curso, aunque sin mucha repercusión en Europa o Estados Unidos. El cine japonés es prácticamente desconocido en Occidente en aquellos años, aunque la década de los treinta ya cuenta con autores importantes. No será hasta décadas después cuando el cine japonés u oriental comience a expandirse por el resto de culturas y a influenciar las maneras occidentales de hacer cine.

HISTORIA DEL FESTIVAL DE CANNES

El Primer festival de cine internacional anual del mundo se inauguró en Venecia en 1932. Hacia 1938, el Festival de Cine de Venecia se había convertido en un vehículo para la propaganda fascista y nazi, con Benito Mussolini en Italia y Adolf Hitler en Alemania dictando las candidaturas de películas y compartiendo los premios entre ellos. 
Indignada, Francia decidió organizar un festival de cine alternativo. En junio de 1939, se anuncia en París el festival de cine de Cannes, que se celebrará del 1 al 20 de septiembre.
Cannes, una ciudad elegante de playa, se encuentra al sureste de Niza, en la costa mediterránea. Uno de los casinos de la ciudad turística se acuerda que sea la sede del evento.

Se seleccionaron las películas y los cineastas y las estrellas comenzaron a llegar a mediados de agosto. Entre las selecciones americanas era el mago de Oz. Francia ofreció El nigeriano, y Polonia El Diamante Negro. La URSS trajo el acertadamente titulado Mañana, es la guerra.

En la mañana del 01 de septiembre, día en que el festival iba a comenzar, Hitler invadió Polonia. En París, el gobierno francés ordenó la movilización general, y el festival de Cannes fue cancelada después de la proyección de una sola película: del director estadounidense William Dieterle alemán El jorobado de Notre Dame. Dos días más tarde, Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania.

Segunda Guerra Mundial duró seis largos años. En 1946, el gobierno provincial de Francia aprobó un renacimiento del Festival de Cannes como un medio para atraer a los turistas de vuelta a la Riviera francesa. 

El festival comenzó el 20 de septiembre de 1946, y estuvieron representados 18 países. El programa del festival incluye, del director estadounidense austríaco Billy Wilder The Lost Weekend, del director italiano Roberto Rossellini Roma, ciudad abierta, el director francés René Clement The Battle of the Rails, y el director británico David Lean Breve encuentro. En la primera de Cannes, los organizadores pusieron más énfasis en la estimulación creativa entre producciones nacionales que en la competencia. Nueve películas fueron honrados con el premio principal: Gran Premio del Festival.

El Festival de Cine de Cannes tropezó a través de sus primeros años; los 1.948 y 1.950 festivales fueron cancelados por razones económicas. En 1952, el Palais des Festivals se propuso como un hogar permanente para el festival, y en 1955, la Palme d'Or (Palma de Oro) se convierte en el Premio a la mejor película del festival. En los años 1950, el Festival International du Film de Cannes llegó a ser considerado como el festival de cine más prestigioso del mundo. 

Todavía tiene ese atractivo hoy en día, aunque muchos lo han criticado como demasiado comercial. Más de 30.000 personas acuden a Cannes cada mes de mayo para asistir al festival, cerca de 100 veces el número de devotos de la película que se presentó durante los primeros Cannes en 1946.


El cine de los años 40

Es difícil establecer una unidad en el cine de los 40, pues existen tres períodos: 
El primero comprende los años 1940 y 1941, antes de que Estados Unidos entrara en la guerra. 
El segundo abarca hasta el final de la guerra en 1945. 
El tercero es la posguerra y la recuperación de los cines nacionales europeos.

El fenómeno más importante de estos años es la consolidación del cine negro.La primera persona que empleó el término Film Noir (cine negro) fue el crítico de cine Nino Frank, el cual comenzó a utilizarlo en sus artículos sobre películas del Hollywood de los años 40. Estas películas estaban marcadas por la prohibición, la gran depresión y la Guerra Mundial, y solo entraron al mercado europeo después de que ésta terminara
.

La influencia europea: Los orígenes del cine negro no se encuentran tan solo en el cine, sino que pueden trazarse hasta otros medios artísticos; la iluminación característica de este género, por ejemplo, está fuertemente relacionada con la tradición técnica del claro oscuro y el tenebrismo, y su estética, por otro lado, está claramente vinculada al expresionismo alemán de principios del siglo XX que comprendía desde el cine, el teatro, la fotografía y la pintura hasta la escultura y la arquitectura.

La primera voz que desde América se alzó contra los nazis fue la de Charles Chaplin en El gran dictador (1940). Curiosamente, Chaplin era el único cineasta que todavía no había aceptado el cine «hablado» y ésta fue su primera película hablada, en la que hace un discurso de siete minutos. 





Hollywood como refugio: el cine de los exiliados 

La novia de FrankensteinRobin de los bosquesNinotchkaPerdiciónSolo ante el peligroCon faldas y a lo locoCasablanca Todos estos títulos figuran entre las mejores y más grandes películas que nacieron en la época dorada del Hollywood clásico, entre los años 30 y 60 del siglo XX, pero tienen además una característica en común: en todas ellas intervinieron actores, directores o músicos que se establecieron en Los Ángeles huyendo del régimen nazi y de la persecución a las judíos que se desató en Europa antes y durante la Segunda Guerra Mundial. La meca del cine fue, por tanto, su refugio y el lugar en donde pudieron desarrollar libremente su enorme talento.

Este es el tema central que analiza y desarrolla el documental Exiliados: de Hitler a Hollywood, un filme dirigido por Karen Thomas y narrado por Sigourney Weaver, en el que se repasa la odisea que vivieron estos cineastas centroeuropeos y su gran contribución a la industria norteamericana.

Se calcula que más de 800 artistas relacionados con el cine tuvieron que emigrar forzosamente desde Alemania a Estados Unidos a partir de los años 30, coincidiendo con el ascenso al poder de Adolf Hitler. Actores como Peter Lorre; directores como Billy WilderOtto PremingerFred Zinnemann o Robert Siodmak; músicos como Erich Korngold, decoradores, guionistas, operadores de cámara… Prácticamente todas las ramas de la producción cinematográfica se nutrieron de la aportación de centenares de profesionales que llegaron del otro lado del océano.

Como recuerda el documental, durante los años 20 se vivió la década dorada de la cinematografía alemana. Películas como El gabinete del doctor Caligari  demuestran la calidad, pujanza e inventiva que tenía en esa época el cine germano. Gracias al trabajo del productor Erich Pommer al frente de los estudios UFA, se dieron a conocer nombres como Ernst Lubitsch o Fritz Lang, el director de Metrópolis, un filme que, curiosamente, era uno de los preferidos de Hitler. Títulos como El ángel azul lanzaron internacionalmente a estrellas como Marlene Dietrich y películas como Asfalto, dirigida por Joe May, anticiparon toda la estética del cine negro que posteriormente se desarrolló en Hollywood.

A partir de 1933, con la llegada de Adolf Hitler, la mayoría de los cineastas de origen judío fueron despedidos de sus trabajos. Comenzó así un largo y doloroso periplo para muchos de ellos. París fue una primera escala para guionistas y directores como Billy Wilder, los hermanos Robert y Curt Siodmak o el compositor Frederick Hollander que, posteriormente, se trasladarían a Hollywood.

Sin embargo su incorporación a la industria norteamericana no fue nada fácil. El documental cuenta las dificultades que tuvo un director tan meticuloso como Fritz Lang para adaptarse al sistema de estudios. Joe May, otro de los grandes pioneros del cine alemán, realizó con poco éxito Music in the Air con Gloria Swanson. Más suerte tuvo el compositor Franz Waxman, que en 1935 triunfó con su partitura de La novia de Frankenstein.

Una vez en Hollywood, estos exiliados se ayudaron unos a otros recaudando dinero para que familiares y amigos pudieran escapar de Alemania. Cuando estalló la guerra, algunos de ellos, como Peter Lorre y Michael Curtiz, trabajaron en películas de propaganda bélica, claramente antinazis, como la mítica Casablanca.




Exils: de Hitler à Hollywood (subtitulado en inglés) - 1/9


Este material se complementa desde AQUÍ con la  CLASE 7 "Los 30 Y 40 (2° Parte)" del jueves, 2 de mayo de 2013

La competencia entre México y Argentina por dominar el mercado cinematográfico de la época, Hollywood no tuvo éxito en la producción de películas sonoras en español, ya que no entendió el mercado y no supo producir. Su mayor problema fue que Hollywood no supo manejar los distintos acentos de español, así que eventualmente mezclaba actores de diferentes países hispanos.


Fue una batalla que ganó México por una serie de circunstancias, la más importante fue su apoyo a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial; en cambio, Argentina perdió el acceso al celuloide –controlado por Hollywood– al no aliarse en esta guerra.

La época de oro del cine mexicano.

Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, la industria cinematográfica mexicana, apoyada por Estados Unidos, prosperó en forma notable. De 1941 a 1945 aproximadamente, el cine mexicano conoció la que después fue llamada "Época de Oro". 

En 1941 surgieron varias compañías productoras, como Filmex, Films Mundiales, Posa Films, Rodríguez Hermanos y la asociación de Bustillo Oro y Grovas. Este ambiente cultural favoreció el surgimiento de una nueva generación de directores, entre los que destacaron Emilio "el Indio" Fernández y Fernando de Fuentes. Los actores de esa época son, hasta la fecha, clásicos del cine mexicano.

Las películas de tema ranchero eran protagonizadas principalmente por Jorge Negrete, llamado también "El Charro Cantor", Pedro Infante, Pedro Arrnendáriz, Luis Aguilar y Tito Guízar; y en los papeles femeninos, por Sofía Álvarez, Marga López, María Félix, Dolores del Río, Rosita Quintana, Miroslava, Flor Silvestre y Lilia Prado.

En las películas cómicas y en las musicales se lucían actores como Cantinflas, Tin Tán, Palillo, Joaquín Pardavé, Silvia Pinal, Amalia Aguilar, Rosina Pagán y Nelly Montiel.

Las cintas de tema fatalista como las de cabaret y de mujeres "malas" también se abrieron camino entre las luces del cine. Integraban su reparto Ninón Sevilla, Rosa Carrnina, Mapy Cortés, Arturo de Córdova galán en tragedias y melodramas al estilo Hitchcock, Emilio Tuero, Margarita Mora, Domingo Soler, Manolita Saval y Julián Soler, entre otros. Este tipo de cine de corte picaresco culminó con la cinta La corte del faraón (1943), protagonizada por Mapy Cortés y Roberto Soto, bajo la dirección de Julio Bracho.

Los músicos y cantantes formaban parte esencial en esta clase de películas; tal es el caso de Agustín Lara en Flor de fango (1941), donde también actuaba Sofía Álvarez. Otros títulos de este corte son Virgen de medianoche (1941), Casa de mujeres (1942), Noche de ronda (1942).
Así es como uno de los aspectos significativos de la Época de Oro, es que viene a contribuir y a promover una transformación en el imaginario social mexicano, persiguiendo modificar (de manera gradual) una cultura predeterminada por los valores criollos o hispánicos, a una cultura mestiza, un tanto agringada, que pretende incorporar una modernidad sin modernización. A través del cine, particularmente del melodrama, "los espectadores asimilan a diario los gustos antes inimaginables, admiten que las tradiciones son también asunto de la estética y no solamente de la costumbre y de la fe" (Monsiváis 2006: 62).

El cine de la Época de Oro enseña aquello que incomoda y divierte, fijado por melodramas y rancheras, con un fuerte arraigo en lo nacional, produciendo en el espectador una dosis de identificación con situaciones, personajes y prácticas culturales que, en última instancia, contribuyen a forjar el canon de lo popular, originando una simbiosis entre la pantalla y lo real.

¿Cuáles son esos imaginarios que se confunden en la pantalla y se cristalizan en las mentes? Tanto en Enamorada como en Allá en el Rancho Grande se construye un imaginario basado en lo rural. Lo nacional y lo popular están fijados por un conjunto de signos que tienen su anclaje en una serie de campos simbólicos: el de los espacios sociales (la hacienda, la cantina, la aldea, la iglesia), el de las prácticas culturales (las carreras de caballo, las peleas de gallo, las serenatas, los matrimonios, etc.), el de las producciones simbólicas (la canción ranchera, la pintura) y el de los personajes (el caporal, el borracho, el hacendado, el charro, la dama de sociedad, el peón, las soldaderas, el revolucionario, el sacerdote, entre otros).

Cada uno de estos campos viene a configurar una visión particular que necesariamente excluye otras prácticas culturales y espacios sociales. En fin, se cancela la diversidad cultural y, aquella porción de la vasta diversidad mexicana que se escoge para ser representativa, se estructura a partir de los estereotipos. Así se construyen estereotipos nacionales que pretenden sintetizar aquello que se identificaba como lo "típicamente mexicano".

A pesar de la variadísima gama de manifestaciones culturales regionales, tanto indígenas como mestizas, la tendencia cinematográfica del período consistió en la aplicación de estereotipos un tanto excesivos: el charro bravucón, bebedor, galante, violento, viril; el de la china poblana, sumisa, enamoradiza, guapa y obediente.

Estos estereotipos vienen a reducir a una dimensión más o menos gobernable o, si se prefiere, entendible, la diversidad mexicana. Películas como Allá en el Rancho Grande pretendían dar cuenta que "lo mexicano" era aquello relacionado con la mayoría, esto es: que los campesinos eran la base del país. También, en películas como María Candelaria (1943) de Emilio Fernández, encontramos apelaciones a valores estereotípicos como la manera de hablar, de vestir, las actitudes humildes, la sumisión, etc. (Pérez 1999).
Los estereotipos que ayudaron a construir el cine de la Época de Oro configuran un patrón en el imaginario social de lo que se establece como "mexicanidad".

Estos estereotipos vienen a configurar una mirada del mundo rural que institucionaliza un conjunto de prácticas culturales e impone una serie de símbolos como referentes identitarios, los cuales poseen un fuerte arraigo en una tradición campesina. Sin embargo, sabemos que en el México de los años '30 y '40 hay una fuerte explosión migratoria que va del campo a la ciudad, por lo tanto no deja de ser al menos curioso que gran parte de la producción cinematográfica del período se concentre en realizar películas que se desarrollan en lo rural. Una posible explicación es que el cine, especialmente a través del género melodramático, se responsabiliza por el resguardo de lo tradicional.

En una sociedad que vive cambios vertiginosos, el cine, paradojalmente, participa activamente, por un lado, en la instalación del espíritu moderno y, por el otro, distribuye modelos de vida sustentados en las creencias y costumbres tradicionales. De hecho, en estas películas lo que se da, y en cantidades, es humor grueso, metáforas hilarantes, metonimias desgarradoras, vida popular, nacionalismo.

En una palabra, se inventa el país: el México de charros, mariachis, revolucionarios, rancheras y melodramas. Lo que el cine de la Época de Oro suministra son señas de identidad al por mayor, que configuran una ideología fundacional: "un país que se construye sobre infelicidades. (...) En las películas del Wild West, la solución feliz es el resultado natural del avance de la civilización; en el caso mexicano, la tragedia es el pago mínimo por el derecho de vivir la historia" (Monsiváis 2006: 71).




La Sci Fi en la Literatura


Durante los años ´40 escasean las películas de ciencia ficción, pero en la literatura sucede todo lo contrario: Hacedor de estrellas (Star maker 1937)  es una novela de ciencia ficción del escritor británico Olaf Stapledon. En esta novela se describe la historia de la vida creada en el universo, en un lapso de más de dos mil millones de años. Es uno de los libros más influyentes de toda la literatura de ciencia ficción, grandes autores tales como Jorge Luis Borges, Brian Aldis, Isaac Asimov, Doris Lessing, Bertrand Russell y Virginia Woolfe mencionaron que este libro fue una gran influencia en sus obras.

En el ´48 E.E. “Doc” Smith comienza la publicación de una serie “Skylark del espacio”E. A. Van Vogt ve llegar a las librerías “Elmundo de los No-A”. Ya en el ´49 aparece”1984, la obra maestra de Orwell.

Estas narraciones hablan de mundos alternativos, aquellos que habrían sido si la Historia discurría por caminos diametralmente opuestos, si los vencedores fueran los vencidos, si Cristo no hubiera sido crucificado, y un largo etc.


La Sci Fi en el cine: Cyclops y otros doctores locos

Dr. Cyclops, dirigida por Ernest B. Schoedsack para la Paramont en 1940, una vez más nos encontramos con un sabio enloquecido en su pasión por la ciencia, primera realización en Technicolor. Es por su tamaño y no porque tenga un único ojo, instalado en un rincón de la jungla peruana, el doctor Alexander Torkel (Albert Dekker) es visitado por un grupo de colegas estadounidenses, cuando sus huéspedes empiezan a saber demasiado de sus experimentos, Torkel los miniaturiza valiéndose de su poderoso condensador de radio.


Además de Cyclop, hay otro doctor loco en los ´40: el profesor Franz Mueller (Erich von Stroheim en una de sus más memorables creaciones) de La mujer y el monstruo (George Sherman, 1944).

Su maldad consistía en trasplantar el cerebro de un criminal a su ayudante, Patrick Cory (Richard Arlen), dándole la personalidad delictiva de su antiguo dueño. Se trata de la primera adaptación de “El cerebro de Donovan”, novela de Curt Siodmak.
En 1942 nos encontramos con el film del Doctor Renault´s Secret, dirigido por Harry Lachman para la Fox, sobre el sabio que sobrepasa los límites de la ciencia convirtiendo a Noel en un simio.

En 1941 George Waggner dirige para la Universal: El hombre que fabricaba monstruos, cuenta la historia de Dan McCormick, más conocido como Dinamo Dan (Lon Chaney Jr.), inmune a la electricidad, que sale ileso de un accidente automovilístico donde todos mueren electrocutados, su suerte llama la atención del doctor Rigas (Lionel Atwill), interesado en dar vida a una raza de seres capaces de matar con el tacto.




LAS SECUELAS DE FRANKENSTEIN Y DE EL HOMBRE INVISIBLE

En los ´40 a falta de nuevos temas, se buscan nuevas alternativas a propuestas ya existentes. Se filman secuelas de Frankenstein y de El hombre invisible.
Cuatro años después de La novia de Frankenstein, llega a la pantalla la segunda bajo el título de La sombra de Frankenstein (Rowland W. Lee, 1939), en ella el último hijo del científico: Wolf  Frankenstein (Basil Sathbone) vuelve a la propiedad familiar para encontrarse con la hostilidad de los lugareños y el empeño de Ygor (Bella Lugosi), aún fiel a su antiguo amo, en que el joven doctor retome los experimentos de su padre.

El fantasma de Frankenstein (Erle C. Kenton, 1941), es la continuación del título anterior de la serie. Cuando las masas populares tratan de tomar el castillo desde donde Ygor (Lugosi) los atemoriza, el jorobado descubre que el monstruo no murió en el ácido sulfúrico donde, supuestamente, expiró en la entrega anterior.

Frankenstein y el Hombre Lobo (Roy William Nelly, 1943), Larry Talbot (Lon haney Jr.) –el desdichado que carga con la maldición de la licantropía- y Maleva (Maria Oupenskaya) –la única persona que le comprende- llegan a las ruinas del castillo de Frankenstein para descubrir que el doctor falleció tiempo atrás. Allí solo queda su monstruo (Bella Lugosi) congelado y ciego. No pasará mucho tiempo antes de que Elsa Frankenstein (Ilona Massey) una desendiente del doctor también dedicada a la ciencia, se ofrezca para librar a Talbot de su estigma.

 House of frankenstein (La Zíngara y los Monstruos-1944 - Erle C. Kenton) presenta uno de los mad doctor más logrados de la Universal, Gustav Niemann (Boris Karloff) , ayudado por su fiel asistente, Daniel (J. Carrol Naish), consigue escapar del presidio donde purga una condena por el asesinato del profesor Lampini (George Zucco) para ocupar su puesto en el Circo del terror que vaga por la comarca. Su destino no es otro que el escondite del monstruo de Frankenstein y los documentos legados a la posteridad por tan terrible creador.
Según  muchos aficionados, esta sería la película con que la Universal pondría fin al ciclo de películas de terror–científico.


Vuelve el Hombre Invisible (Joe May , 1940) Frank Griffin(John Sutton), hermano de Jack,  interviniene para hacer desaparecer ante nuestros ojos a un hombre (Vincent Price) injustamente condenado a muerte. El consabido peligro de la inestabilidad mental de quien es invisible, ataca también al protagonista, que enloquece por vengarse del malvado de turno (Sir Cedric Hardwicke).

La mujer invisible (A. Edward Sutherland, 1940). El profesor Gibbs inventa una máquina que puede hacer invisible a la gente, y la usa con Kitty Carroll, una atractiva y aventurera modelo. Pero unos gansters roban la máquina para su jefe, así que tendrán que enfrentarse a la mujer invisible......

The invisible Agent (Edwin L. Marin, 1941).  El nieto del Hombre Invisible (Jon Hall), devenido en agente británico, utiliza su fórmula secreta para espiar a los nazis tornándose invisible. Así, de incógnito en la Alemania del III Reich, intenta desbaratar un terrible plan para bombardear a los Estados Unidos.


La venganza del hombre invisible (Ford Beebe, 1944). Griffin (Jon Hall) es un polizón que se fuga de un manicomio en América y llega a Inglaterra con el afán de encontrarse con el matrimonio de Sir y Lady Herrick (Lester Matthews y Gale Sondergaard, respectivamente). A pesar de que el asunto tiene que ver con una expedición en el África en la que los aristócratas abandonaron a su suerte a Griffin, dándolo por muerto, la cuestión pasa por un tesoro en diamantes que habrían encontrado y con el que se habrían hecho ricos. Sin embargo, cuando Griffin reclama con justicia su parte, recibe como respuesta "lo siento, pero no la tengo debido a una mala inversión." Este será el principio de una serie de infortunios para nuestro protagonista... 

Con esta se produce la última entrega de esta saga por parte de la Universal.

CONTINÚAN LOS SERIALES

El éxito de las seriales de Flash Gordon y Buck Rogers, alienta a los estudios de clase B como la Republic Pictures decida emprender ese camino. Es así como nace El misterioso doctor Satán, dirigida por John English y William Witney en 1940. La historia cuenta de un científico loco, autor de un robot del que se vale para comoter todo tipo de crímenes.



Los Phantom Creeps es una serie de 1939  acerca de un científico loco que intenta dominar el mundo mediante la creación de varias invenciones elaboradas. De manera dramática, agentes extranjeros tratan de apoderarse de las invenciones.
Fue la serie de la Universal Pictures . La estrella de serie Béla Lugosi como el villano doctor Zorka .


En 1943, cinco años después de la creación de Batman, Columbia Pictures presentó Batman y Robin al cine por medio de una película de serie 15 episodio, y Lambert Hillyer es el encargado de dirigir Protagonizada por Lewis Wilson como Batman y Douglas Croft como Robin, la serie se titula simplemente Batman. Al igual que con la mayoría de los cuentos por entregas de Columbia de la época, fue rodada con un presupuesto reducido. 
Su primer enemigo será un científico nipón, y Batman se verá obligado a luchar contra el espionaje del Sol Naciente en base a la guerra que se libra en el Pacifico.


En 1949, Columbia lanzó otra película de serie 15 episodios que se llamaba Batman y Robin (También conocido como: El regreso de Batman). En esta ocasión, Robert Lowery jugado Batman y John Duncan era Robin. Con un presupuesto aún más pequeño que la serie 1943, Batman llega a conducir un Mercury Convertible como sustituto patética a un Batimóvil.

Batman fue creado en 1939 por Hill Finger (guión) y Bob Kane (dibujo) para competir con Superman .

En 1944 se lleva a la pantalla los quince capítulos del Capitán América dirigida por 
  • Elmer Clifton, el superhéroe creado en 1940 por Joe Simon (guión) y Jack Kirby (dibujo)
dentro de las publicaciones de la Marvel.

Haciendo honor a su apodo, el Capitán -interpretado por Dick Purcell- entre otras aventuras de marcado carácter patriótico, ayudará a las tropas que combaten en el frente consiguiendo que los rayos prodigiosos no vayan a parar a manos de villanos megalómanos al servicio del Eje Roma-Berlín-Tokio.



Las primeras quince jornadas del serial dedicado a Súperman, dirigido por Spencer Bennett para la Columbia, datan de 1948. Protagonizadas por Kirk Alyn, vinieron a ratificar el éxito alcanzado por el comic desde que Jerry Siegel y Joe Shuster crearon las primeras viñetas diez años antes.





Las aventuras del Capitán Maravillas (William Witney y John English, 1941). Basado en el superhéroe creado ese mismo año por Ed Herron (guión) y Mac Raboy (dibujo), sus doce episodios supusieron ese éxito que la Republic estaba buscando en el terreno de los seriales. La fórmula -un tímido adolescente que pronuncia la palabra "Capitán Maravilla" se convierte en el mutante aludido- habría de sentar una de las bases del género: El muchacho apocado que, tocado accidentalmente por un prodigio, se convierte en titan.





CINE DE CIENCIA FICCION ARGENTINO EN LA DÉCADA DEL ´40

http://www.argentinasci-fi.com.ar/Web%20-%20Arg%20SciFi/decadas/401024.htm

Era el año 1942, La Segunda Guerra está en pleno desarrollo y la Argentina se mantiene dudosamente neutral en el conflicto, el director Manuel Romero estrenaba en Buenos Aires un film titulado Una Luz en la Ventana.


El cine local vivía su propia “Edad de Oro” y Romero era reconocido por una larga serie de exitosas comedias populares hechas para los estudios Lumiton. Un estilo de trabajo hiperveloz y su alto grado de operatividad otorgaban señas particulares a sus realizaciones, pero con Una Luz en la Ventana, el director dará un vuelco hacia el Fantástico aún virgen en su filmografía, inspirándose en los clásicos de la Universal y aportando “el primer film de terror del cine argentino”, tal como rezaba la insistente publicidad de aquellos días. 

Sinopsis
Narciso Ibáñez Menta es quien encarna al atormentado Dr. Herman, un eminente científico que padece de acromegalia e intenta trasplantarse la hipófisis de una incauta enfermera (Irma Córdoba) para curar su terrible mal. 

Ahora bien, el juego de luces y sombras, los acertados efectos especiales y el maquillaje con que Narciso se convierte en el horrendo Dr. Herman, así como la nítida orientación expresionista vía Universal que destila todo el film, terminan por inclinar la balanza en términos genéricos hacia las aguas del terror; amén de redondear una sólida producción que -en mustia retrospectiva- deja la inequívoca sensación de ser una obra fundacional que no hallará demasiadas referencias en las décadas subsiguientes. 

Párrafo aparte para un aporte para nada menor del director, dado por ese toque de humor irónico-metalingüístico que atraviesa la película en complicidad con el espectador. Así, Romero se burla del propio género que está transitando con su film en el año 1942(!?). Al respecto, una cita a manera de perla:
"¡Qué noche!, pulmonía doble, empantanamiento seguro y chalet con fantasmas: ¿dígame si esto no es una película de miedo?” 

(Severo Fernández en Una Luz en la Ventana).

Pero volviendo a lo nuestro, ¿dónde encontramos rastros de Sci-Fi en esta notable producción criolla?
En primer lugar, sin dudas, en la figura del Dr. Herman, que encarna uno de los soportes narrativos más reconocidos en el género: el hombre de ciencia (con laboratorio oculto y todo para más datos sobre tópicos al uso). 

Sin embargo, y a diferencia del tratamiento mayoritariamente maniqueo de este arquetipo que no para de encabezar elencos en la historia de la Sci-Fi, el eminente sabio encarnado por Ibáñez Menta resulta una muestra netamente superadora del estatuto moral estereotípico de estos personajes. En efecto, no se trata aquí ni del científico loco que desea conquistar el mundo, ni mucho menos, en sus antípodas, del sabio patriota, célibe, abstemio y buen padre de familia que intenta salvarlo, tan caro a las producciones americanas (faltaba más) de los '50Herman se nos presenta literalmente desde las sombras, desgarrado por la contradicción y el dolor, debatiéndose entre la esperanza de una posible curación a su deformidad y la torturante culpa ante la posibilidad de dañar a un semejante para conseguirlo.
La presencia del transplante es también uno de los recursos temáticos por excelencia del género, íntimamente ligado a las alteraciones del cuerpo humano (véase, por caso, Les Mains d'Orlac (Las Manos de Orlac, Edmond T. Greville1960), y, ya en los extremos, The Abominable Dr. Phibes (El Abominable Dr. PhibesRobert Fuest1971). No hace falta agregar mucho más sobre esto: la acromegalia de Herman y su intento de transplante -con víctima incluida- lo dicen todo.

Pero no puedo resistir la tentación de señalar la muerte redentora del monstruo-Herman (rubricada por el beso de la dulce enfermera), que quita los pecados del mundo y “danos la paz”. Eje moral no ya caro a la Sci-Fi sino a la institución Hollywood toda, a la que Romero adhirió aquí tanto en este plano como en el estrictamente cinematográfico.


Fuentes:
http://maraudiovisuales.blogspot.com.ar/2012/10/el-cine-de-los-anos-40.html
La edad de oro de la ciencia ficción- Javier Memba - T&B Editores- 2007 España.

lunes, 7 de abril de 2014

CLASE 4

LA LLEGADA DEL SONIDO



Este material se complementa desde AQUÍ con la clase 5 del 21 de abril de 2013

 
¡SILENCIO! SE RUEDA

Las primeras cifras de recaudación obtenidas por El cantor de jazz (The Jazz Singer, 1927) confirmarán a los directivos de la Warner que la implantación del cine sonoro había sido un éxito. Pero aun y así, el nuevo invento fue inicialmente contemplado con recelo.
En poco tiempo, las necesidades de reconversión del mercado obligaron a los estudios a la modificación de la infraestructura de las salas, a la sustitución de la nómina de las principales estrellas y al ofrecimiento de nuevos alicientes sonoros en las listas de materiales para las siguientes temporadas, con el sonido se incorporó el grito de: “¡Silencio! Se Rueda”.

El invento del cine había alcanzado, apenas treinta años después de su nacimiento, una absoluta autonomía como lenguaje narrativo. Por este  motivo la llegada del sonoro representó, hasta cierto punto, volver a partir de cero.

Las imposiciones técnicas convirtieron el micrófono en el nuevo eje sobre el que giraba el funcionamiento de un plató. A los ojos penetrantes de la cámara, ahora había que añadir el fino oído de los micrófonos destinados a registrar la voz de los actores, pero también sensibles a cualquier otro ruido.

El director Frank Capra recuerda en sus memorias: “Era como pasar de las gradas de un estadio de béisbol a un partido de tenis en Wimbledon”

Una luz roja advertía a todos del peligro de abrir la boca durante las tomas. Pero había otros ruidos más difíciles de controlar, como los motores de las cámaras que las obligó a encerrarse en enormes cabinas. Los micrófonos de ocultaban en el decorado y condicionaban a los actores que debían recitar su parlamento.

El musical Cantando bajo la lluvia (Singing in the Rain, 1952) ridiculiza este período de la historia de Hollywood:



John Ford recuerda en sus memorias que: “de hecho cuando empezó el sonoro, nos despidieron a todos. Nos indemnizaron por nuestros contratos y trajeron de Nueva York a un montón de directores de teatro. Al cabo de ochos semanas, tenían medio rollo de película filmada y era horrible. Tuvieron que contratarnos a todos otra vez, pero nos tuvieron que subir los sueldos”.

LOS NUEVOS PLATÓS

En apenas tres años, Hollywood aprendió a hablar. Superó las dificultades que comportaban incorporar el lenguaje de la palabra a la narrativa de las imágenes mediante la mejora de sucesivas mejoras técnicas.

La sustitución de los ruidosos arcos de luz por las nuevas lámparas incandescentes facilitó las tomas de sonido pero también condicionó la aparición de nuevas emulsiones fotográficas más sensibles, pintura para decorados y maquillajes que cambiaron la fisonomía de las estrellas.

La firma Mitchell desarrolló una nueva cámara silenciosa que disponía de plena autonomía al no precisar del aislamiento.

También aparecieron nuevos micrófonos que permitieron reemplazar el engorroso recorrido de los actores tras diversos puntos de registro por un único micro de elevada sensibilidad fijado al extremo de una pértiga móvil, llamada “jirafa”, que seguía el movimiento de los intérpretes; el sonido se grababa en discos de aproximadamente diez minutos que después debían sincronizarse con las imágenes y dificultaba extraordinariamente las tareas de montaje.

Se intentó unificar ambos registros, pero para que pareciera normal el sonido debía grabarse a la velocidad de 24 fotogramas por segundo. La cámara había rodado hasta entonces a dieciocho fotogramas por segundo y fue entonces necesario incrementar su velocidad.
Se incorporó el trucaje de la retroproyección  para fusionar imágenes de exteriores rodadas sin sonido y el diálogo de los actores recitado en estudio.

Poco después, la postsincronización solucionó no pocos de esos problemas. Cuando el sonido se pudo descomponer y montar como si se tratara de imágenes, el lenguaje cinematográfico recuperó un nuevo paso decisivo. Sus consecuencias inmediatas se apreciaron en los primeros films que fueron capaces de disociar la imagen del sonido:

·         La melodía de Broadway (Broadway Melody, 1929) muestra la imagen de una chica mientras se oye arrancar el coche del que acaba de descender.

·         En Extraño Interludio (Strange Interlude, 1932), los personajes expresan sus pensamientos con palabras.




      LA SCI-FI EN LOS ´30   
      El avance técnico que supuso la llegada del sonido fue directamente proporcional al retroceso artístico del cine.

      En la década del ´30 la fantaciencia, como el resto del cine, sufre un retroceso artístico con la llegada del sonido. Toda la perfección alcanzada durante la época muda, es cercenada de cuajo: los movimientos de cámara quedan supeditados a que no se vea el micrófono. Como en aquellas primeras y rudimentarias grabaciones se oía todo, los realizadores se recluirán en los estudios, de los que –en líneas generales- no saldrán hasta quince años después cuando los neorrealistas italianos, obligados por la precariedad de sus producciones, se vean en la necesidad de rodar en exteriores naturales.

      Los géneros que más se beneficiaron con la llegada del sonido son: el musical y el de terror, el primero por razones evidentes; el segundo por todas las posibilidades que ofrecía el invento a su tensión: gritos de la chica, chillidos misteriosos, ululares de viento….

      La línea difusa que separa a la ciencia ficción del terror, se vuelve más imprecisa que nunca. Las dos entregar de Frankenstein y El hombre invisible, las tres obras que James Whale aporta a la década, pueden incluirse tanto en el género de terror o en el de la ciencia ficción.     
      En esta década, la ficción científica dejará de lado los viajes a la luna, que tanto habían obsesionado a los directores de la década anterior, ahora, su principal cometido será la de servir de reflejo a la realidad de su tiempo, dando paso a utopías que anuncian el drama que el autoritarismo, que se cierne sobre Europa y sobre Asia desde ambos lados del espectro político, no tardará en ponerse en marcha.

     LAS UTOPÍAS

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       El protagonista, Petersen (El Brendel), es un ciudadano de 1930 que despierta en el año 1980. En ese mundo futurista observa la rivalidad entre dos ciudadanos, J–21 (John Garrick) y MT–3, por el amor de LN–18 (Maureen O'Sullivan). El gobierno decide en favor de MT–3, a pesar de que J–21 y LN–18 se aman locamente. J–21 viaja con el maduro B–36 (Mischa Auer) a Marte y allí toma contacto con una curiosa sociedad de gemelos opuestos, divididos en dos bandos antitéticos, uno del Bien y otro del Mal. A su regreso J–21 es considerado un héroe y, por tanto, merecedor del amor de LN–18.
    
     Una fantasía del porvenir (Just Imagine, 1930)

      Con una agradable parodia de David Butler, Una fantasía del porvenir (Just Imagine, 1930), se inicia la década de los treinta y se abre un próspero periodo del cine de anticipación.

      Es muy probable que su principal valor radique en su rareza: se trata de un musical.
  
      SINOPSIS
      Por contraste con esa apariencia de romance más o menos ligero y abierto al buen humor, folletín al cabo, resalta en Una fantasía del porvenir la perfección de maquetas y efectos especiales, que recrea paisajes como un planeta Marte casi salido de una ensoñación surrealista de Grandville.

      Fue tal el éxito de estos pasajes que algunos descartes sirvieron en la elaboración de títulos posteriores, por lo general menguados de presupuesto.

       

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       Así, años después del estreno, el productor Barney Sarecky no dudará en reutilizar parte del metraje de Una fantasía del porvenir para abaratar los costes de su Marte ataca la Tierra. Semejante operación volverá a repetirse con ocasión del rodaje de los dos seriales de  Flash Gordon Conquers the Universe.


       Director: David Butler
       Producción: Buddy G. DeSylva
       Reparto: El Brendel, Maureen O'Sullivan, John Garrick, Marjorie White
       Música: Hugo Friedhofer, Arthur Kay
       Fotografía: Ernest Palmer
       Montaje: Irene Morra
       Distribución: Fox Film Corporation
       Fecha de estreno: 1930
       País productor: Estados Unidos
       Idioma: Inglés



      El fracaso comercial de Una fantasía del porvenir y de otro musical It´s Great to Be Alive -Es grande estar vivo- de 1933, (película en que un aviador aterriza accidente en una isla en el Pacífico Sur, y al regresar a casa, se da cuenta que él es el último hombre fértil a la izquierda en la Tierra después de una epidemia), fueron determinantes para que los grandes estudios relegaran la ciencia ficción, durante décadas, a los seriales baratos y a la serie B.

      En lo que a los modos de producción se refiere, este nuevo periodo, el que va desde 1931 hasta 1945, posee una característica fundamental, y es el predominio del sistema de estudios.

      Surge éste ante la necesidad que tienen las grandes corporaciones de planificar la producción de todo un año; hay que rodar un gran número de películas y los colosos del cine se especializan en los diversos géneros para eliminar la competencia. En este punto la Universal y la RKO brillarán con luz propia gracias a los delirantes sueños de sus creadores en dos campos relacionados: el terror y la ciencia-ficción.

      
      En Alemania, G. W. Pabst dirige en 1932 La Atlántida, basada en la novela homónima de Pierre Benoit ya llevada al cine por Jacques Feyder.

      Sinopsis: 
      Antinea, la reina de la Atlántida, gobierna su reino secreto oculta detrás del desierto del Sahara. Un día dos exploradores perdidos dan con su reino.

      La Atlántida es una película realizada por un cineasta tan realista como lo fue Pabst, y Brigitte Helm luce aún más bella que en Metrópolis.
  
     



    
    LAS DISTROPIAS
      Una distopía antiutopía es una sociedad ficticia indeseable en sí misma.
      Basado en el término utopía acuñado por Tomás Moro procedente de ευ- (ef) "no" y τόπος, significando 'lugar que no existe' y cuya utilización son en términos de sociedades perfectas o ideales.
      Distopía es un término opuesto de utopía significando una 'utopía negativa', donde la realidad transcurre en términos contrarios a los de una sociedad ideal, representando una sociedad hipotética indeseable.


      Que los viajes a la luna y que Julio Verne sean ignorados por los cineastas de los años´30 no significa que H. G. Wells corra la misma suerte.

      En Inglaterra William Cameron Menzies filma en 1936,”La vida futura” –“The Shape of Things to Come”, basada en la novela que Wells publicara tres años antes y que es otra prueba irrefutable de lo apegada que está la ciencia ficción de los años ´30 a la realidad.

   
     

      SINOPSIS
      La narración comienza en la Navidad de 1940, el futuro para entonces, en la ciudad de Everytown (Todas las ciudades). Mientras la gente normal es feliz de una manera un tanto despreocupada, los periódicos vaticinan la guerra, que efectivamente se declara esa misma noche.


      Durante 26 años las grandes potencias mantendrán las hostilidades, destruyendo con bombas las edificaciones, asesinando a los civiles con gases venenosos. Finalmente, cuando el enemigo está a punto de ser vencido, éste disemina un virus final, la enfermedad errante, que acabará con la mitad de los supervivientes.

      La transición desde la sociedad de entonces hasta este escenario apocalíptico lleva casi la mitad de la película, sin apenas contar nada de la vida del presunto protagonista, John Cabal, un aviador, un ingeniero convencido de la necesidad de acabar con la guerra.

      La segunda escena nos sitúa al final de la guerra y una vez superada la peste, al inicio de una nueva época oscura donde reinan pequeños cabecillas locales en perpetua beligerancia con sus vecinos. Aquí vuelve a aparecer Cabal, más viejo pero igual de vital, como miembro de una nueva sociedad depositaria del saber científico que se dedica a erradicar a estos señores de la guerra para construir una utopía donde el hombre viva en paz y progreso.



      Esta es la parte más moderna de la historia, con buenos, malos, no tan malos y un enfrentamiento de voluntades donde el héroe persigue un objetivo muy concreto, que además, implica la salvación de una chica.

     Tras dominar la crisis (a modo de ejemplo con lo que está pasando por todo el mundo) la historia salta varios años, hasta el futuro de 2036, donde la sociedad es lo que John Cabal soñó, una hermandad en continuo progreso que desconoce la guerra e incluso las armas personales.

 

      Pero esta sociedad no está contenta y se subleva contra el gobierno de tecnócratas cuando éstos planean lanzar por primera vez un vehículo tripulado a orbitar alrededor de la Luna.

      El descendiente de Cabal, Oswald Cabal, presidente a la sazón, se enfrentará de una manera pasiva a la crisis y el gran cañón disparará el proyectil que transportará a su propia hija al espacio.

 

      El progreso no se puede parar, dice Oswald al final. El hombre, el individuo, debe aspirar a vivir feliz; pero la humanidad debe aspirar siempre a llegar más allá. Un día la Luna, otro los planetas, luego las estrellas… y siempre estará al comienzo de la siguiente aventura.

      

      

     FUENTES:
     Libro: Javier Memba - La edad de oro de la ciencia ficción (1955-1968) – T&B Editores, España 2007. ISBN: 978-96576-56-8


   LOS SERIALES

      Las “pulp”, “puso en órbita la ciencia ficción como género literario”.

      Desde un punto de vista etimológico, el término pulp hace referencia al desecho de pulpa de madera con la que se fabricaba un papel amarillento, astroso, de muy mala calidad y sin guillotinar pero de coste muy barato con el que estas revistas eran impresas y que hoy en día se sigue viendo en las ediciones de tapa blanda, o en pasquines de poca circulación y bajo precio.

      Buck Rogers es un personaje de ciencia ficción que apareció por primera vez en agosto de 1928 como Anthony Rogers. Héroe de dos novelas escritas por Philip Francis Nowlan publicadas en la revista Amazing Stories (‘historias asombrosas’), es más conocido por convertirse en la primera de las historietas de ciencia ficción, tras su publicación como tira de prensa.


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      Buck Rogers tuvo el valor de introducir a los medios masivos el concepto de la exploración espacial, siguiendo los pasos de pioneros literarios, como por ejemplo H. G. Wells.

     “Armagedón 2419 A.D.” era su título y la suerte que corría en ella Rogers –antiguo as de la aviación en la guerra del 14- era el accidente en una mina que le dejaba paralizado y sumido en un letargo del que despertaba en el siglo XXV.

      Su éxito fue tal que en 1933, Joseph Connolly, uno de los responsables del poderoso King Features Syndicate le encarga a Alex Raymond la creación de un personaje capaz de competir con él. Fue así como nació Flash Gordon.


      Fue así como la Universal consideró que la mejor forma de recrear las hazañas de los héroes interplanetarios era que llegaran al espectador en distintos episodios. La afición al serial por parte del público se venía registrando desde los años ´20.


      El primer Flash Gordon, protagonizado por Larry Crabbe, constó de trece jornadas. Gustó tanto que en 1938 el estudio puso una segunda tanda bajo el título genérico de Marte ataca a la Tierra